En 1973, la Virgen apareció en Japón a la hermana Agnes Katsuko Sasagawa, que entonces tenía 42 años de edad, en el convento de las Siervas de la Sma. Eucaristía en la localidad de Yuzawadai, cerca de Akita, en la provincia de Tohoku.
[columnlayout][columncontent width=»50″]Es decir en la región más golpeada por el terremoto que acaba de azotar a Japón.
Akita se encuentra en la misma latitud que el epicentro del colosal terremoto, pero al lado occidental de la isla, a una distancia de 150 kms de Sendai, la ciudad más afectada y que se encuentra en el lado oriental del archipiélago del Sol Naciente.
Las imágenes de las espantosas ruinas de la ciudad de Sendai y sus barrios se encuentran en todos los periódicos, televisiones y sitios de Internet.
Akita fue golpeada por el terremoto, pero no por el devastador tsunami. El santuario de la Virgen no sufrió daños significativos.
El terremoto y el tsunami trajeron a la memoria las advertencias solemnes de Nuestro Señora al clero y al mundo en 1973. Desde aquella fecha, la imagen de la Virgen María lloró, de acuerdo a testigos, más de cien veces y ha derramado sangre en otras ocasiones.
El fenómeno místico fue examinado por la jerarquía eclesiástica.
En abril de 1984, obispo John Shojiro Ito, obispo de Niihata, Japón, después de años de investigación exhaustiva, dijo que los acontecimientos de Akita son sobrenaturales y autorizó en toda la diócesis la veneración de la Santa Madre de Dios de Akita.
En junio de 1988, el Cardenal Ratzinger, entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dio un fallo definitivo sobre los eventos y el mensaje de Akita , declarándolos dignos y merecedores de fe.
El mismo Cardenal Ratzinger, ahora Papa Benedicto XVI, comentó en la revista italiana Jesús, el 11 de noviembre de 1984, que el mensaje de Fátima y Akita son «esencialmente el mismo.»
Aquellos que recordaban las terribles advertencias hechas por Nuestra Señora en la región afectada hoy, quedaron impresionados por la similitud de lo profetizado en 1973 con lo que ahora ocurrió.
Más aún, quedaron atemorizados con lo que puede ocurrir. Porque Nuestra Señora previó en Akita castigos mucho más terribles que este terremoto, si el clero católico y el mundo no se arrepentían y cambiaban de vida.
Nuestra Señora no fue escuchada, es doloroso constatarlo. Más aún, su intervención materna fue olvidada.
Este es un momento extraordinariamente oportuno para volvernos hacia ella y darle la atención y la obediencia que merece, con toda la confianza puesta en la inagotable misericordia de la Madre de Dios.
¿Pero, qué dijo y qué pidió Nuestra Señora en Akita?
[/columncontent][columncontent width=»50″]El periódico «The Wanderer», el 17 de febrero de 1994, publicó una materia exhaustiva basada en el » Official Akita Book » (“El libro oficial de Akita «), escrito por el P. Teiji Yasuda, O.S.V.
De esa obra extraemos la siguiente materia tan elocuente que cualquier comentario puede parecer superfluo.
Uno de los más impresionantes mensajes de Nuestra Señora de Akita fue dado el 13 de octubre de 1973. En ella, la Santísima Virgen dijo:
«Si los hombres no se arrepienten y no mejoran, el Padre infligirá un castigo terrible a la humanidad. Será un castigo mayor que el diluvio, algo nunca antes visto.
«Fuego caerá del cielo y destruirá gran parte de la humanidad, tantos buenos como malos, no se librarán, incluso a sacerdotes y fieles. Los sobrevivientes estarán de tal manera desolados que tendrán envidia de los muertos.
«Las únicas armas que quedan son el Rosario y la señal dejada por mi Hijo. Cada día recitar las oraciones del Rosario. Con el Rosario, orar por el Papa, obispos y sacerdotes.
«La obra del demonio se infiltrará incluso dentro de la Iglesia de tal modo que veremos a cardenales oponiéndose a cardenales, obispos contra obispos.
«Los sacerdotes que me veneran serán escarnecidos, despreciados y combatidos por sus hermanos (otros sacerdotes).
«Iglesias y altares serán saqueados.
«La Iglesia estará llena de aquellos que aceptan compromisos y el demonio afligirá a muchos sacerdotes y almas consagradas para dejar el servicio del Señor.
«El demonio será particularmente implacable contra las almas consagradas a Dios. La idea de la pérdida de tantas almas es la causa de mi tristeza.
«Si los pecados crecen en número y gravedad, pronto no habrá ningún perdón para ellos.
«Recen mucho las oraciones del Rosario. Sólo yo puedo salvarlos de los desastres que se aproximan.
«Quienes depositen su confianza en mí, serán salvados.»[/columncontent][/columnlayout]