No contento con perseguir a los cristianos y destruir sus iglesias, el gobierno chino también quiere cambiar las Escrituras para ampliar y consolidar la dictadura comunista en China.
En 2018, el gobierno comunista chino lanzó un plan de cinco años para hacer que el cristianismo sea más compatible con lo que considera valores genuinos chinos y socialistas.
La operación es parte de un proyecto más grande para nacionalizar todas las religiones, alineándolas con la ideología comunista.
Mientras confiscaba las biblias que se encontraban en manos de sus ciudadanos, el gobierno chino comenzó a publicar nuevas versiones de los textos sagrados, con un lenguaje que coincide con la ideología del Partido.
Es una forma de hacer el cristianismo “chino y socialista”.
El proyecto es claramente sincrético. Pretende, por ejemplo, reescribir el Antiguo Testamento para hacerlo compatible con las escrituras budistas y las enseñanzas confucianas.
El plan quinquenal del gobierno chino comenzó oficialmente el 1 de febrero de 2018.
Con esta reforma, los niños ya no pueden asistir a la Santa Misa o a los servicios religiosos cristianos.
El reciente acuerdo firmado por el Vaticano con el gobierno de Beijing confiere al Partido Comunista de China el poder de gestionar el nombramiento de los obispos, la agenda de la Conferencia de los Obispos, los asuntos relacionados con la liturgia, etc.
Pero aparentemente, los mandarines comunistas también han interpretado el acuerdo como una especie de carta blanca para la manipulación de las Santas Escrituras.
Fuente: Tradizione Famiglia Proprietà (Italia)