El espíritu del beduino habita en una región que queda en los confines entre el tiempo y la eternidad. El beduino es un guerrero de lo fabuloso
Viendo panoramas siempre nuevos, siempre diferentes, siempre fabulosos. El realiza proezas siempre renovadas.
Su espíritu habita en una región que queda en los confines entre el tiempo y la eternidad. El vive aquella situación en que a cada momento se hace una cosa tan bella que la vida parece una maravilla, o tan arriesgada que la amenaza con desaparecer.
En ese horizonte él habita, sin escalofríos y sin miedo.
La vida en sí es muy buena, en la medida en que esté completamente vuelta para algo que no es ella y que él no sabe bien qué es.
Su dignidad está en ese holocausto continuo.
Un misionero debería decirles: «La lucha es bella. No teniendo una verdadera causa, vosotros encontráis bagatelas para guerrear. ¡Comprended que toda esa ferocidad sería un belleza al servicio de otro ideal»
El hombre-saúva y la entrega de Occidente
¿Qué sería un pueblo de estos convertido? Yo lo imaginaría guerrero al servicio de un Papa o de un Emperador, para hacer lo que fuese. Una especie de Legión Extranjera.
Los pueblos pequeños, por lo menos muchos de ellos, tienen misiones especiales y grandes quintaesencias.