El 12 de septiembre celebramos la Fiesta del Santo Nombre de María.

Ha sido San Lucas en el Evangelio quien nos refiere el nombre de la doncella que será la Madre de Dios:

«Y su nombre era María».

Leí el otro día en un artículo que:

“El nombre de María, traducido del hebreo «Miriam», significa, Doncella, Señora, Princesa.

“Estrella del Mar, feliz Puerta del cielo, como canta el himno Ave Maris Stella. El nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan semejanza fonética con María. También tiene relación con «mirra», que proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce incienso y perfume”. Esto me recordó aquello que escribía Gonzalo de Berceo en el prólogo de su obra: “Los Milagros de Nuestra Señora”: “No hay nombre honroso que a Ella no convenga”.

Recuerdo que años atrás, acercándose esta festividad, me encontraba un tanto preocupado por un asunto que tenía entre manos, y me acordé de aquello que Nuestro Señor dice en el Evangelio:

“En verdad en verdad os digo, todo lo que pidiereis a mi Padre en mi nombre, El os lo concederá”.

Entre el 8 y el 12, un celestial recorrido (Video)

Y continuando con mi preocupación me decía a mí mismo, ¿no se podrá aplicar esto también con motivo de la Fiesta del Santo Nombre de María?; y que todo lo que pidamos a Nuestro Señor en el Nombre de María, El nos lo concederá. Me animé a hacerlo, y debo confesar que además de sentir un gran alivio, poco después lo que pedí me fue concedido. La verdad que me sorprendió bastante ser atendido de un modo tan directo y rápido. Pero Ella nos conoce tan bien, que ni siquiera se sorprendió de mi sorpresa…

Aprovechemos de modo especial en esta Fiesta, para pedir con redoblada confianza aquellas gracias que tanto necesitamos y que a veces nos parece que estuvieran tan lejanas. No seremos decepcionados. No hay cosa que Jesucristo le niegue a su Madre.