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Me pregunto si los mayores de hoy, podremos en alguna medida volver a ser aquellos niños del ayer.
Este expresivo pasaje de Alphonse Daudet, que pinta de modo muy vivo una escena que varias veces me pasó por la cabeza a lo largo de los años que se van.
“Existe en la Plaza de Saint-Germain-des-Prés, en la esquina de la iglesia, a la izquierda y justo al borde de los tejados, una pequeña ventana que me oprime el corazón, cada vez que la miro.
Es la ventana de nuestro antiguo cuarto, y todavía hoy, cuando paso por allí, me imagino que el Daniel de otros tiempos está siempre allí arriba, sentado en su mesa junto a la ventana, y que sonríe de pena viendo en la calle al Daniel de hoy en día, triste y ya encorvado.
La inocencia y el sentido de lo maravilloso
“¡Ah! viejo reloj de Saint-Germain, ¡cuantas bellas horas tú has tocado cuando yo habitaba allí arriba!… ¿No podrías tocarme todavía algunas de esas horas de valentía y juventud? ¡Yo era tan dichoso en esa época… Yo trabajaba con todo el corazón…!”
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Considerando esto me pregunto si los mayores de hoy, podremos en alguna medida volver a ser aquellos niños del ayer.
Original en francés – Alphonse Daudet
(Il y a, sur la place de Saint-Germain-des-Prés, dans le coin de l’église, à gauche et tout au bord des toits, une petite fenêtre qui me serre le coeur chaque fois que je la regarde. C’est la fenêtre de notre ancienne chambre; et, encore aujourd’hui, quand je passe par là, je me figure que le Daniel d’autrefois est toujours là-haut, assis à sa table contre la vitre, et qu’il sourit de pitié en voyant dans la rue le Daniel d’aujourd’hui triste et déjà courbé.
Ah! vieille horloge de Saint-Germain, que de belles heures tu m’as sonnées quand j’habitais là-haut!… Est-ce que tu ne pourrais pas m’en sonner encore quelques-unes de ces heures de vaillance et de jeunesse? J’étais si heureux dans ce temps-là… Je travaillais de si bon coeur!…)