Un abuelo repara un juguete bajo la mirada de los pequeños.
El niño, curioso, intenta aprender; él sigue con ojo atento la operación de costura del cuerpo del caballo.
La niña, imagen de la inocencia, está maravillada por este personaje que ella teme un poco, pero que venera mucho; su muñeca, por lo demás, está toda caída del revés.
Se le figura un ser misterioso con poderes increíbles. La barba blanca y la pipa le fascinan.
Un poco zapatero, este abuelo es la providencia de los niños, y él conoce la importancia para ellos, de reparar un juguete.
La luz entra por la ventana que no se ve.
Un pocillo de agua fresca sacada del pozo y un vaso están colocados sobre el pequeño armario detrás de él. Un poco más arriba, un canario mira la escena desde su jaula.
Una pregunta desde la inocencia
El lugar donde él trabaja está poco amueblado, no se sabe bien si se trata de la sala principal de la casa o de su taller.
Inocencia de la infancia, juegos simples que despiertan y hacen descubrir la realidad de la vida, en lugar de embrutecer, bien lejanos de la televisión y de Internet.