«Una vida apacible, familiar y distinguida».
Así me describió un amigo este lienzo de Fernando Laroche, que se encuentra en el Museo de Bellas Artes, representando la Alameda, antiguamente llamada de Las Delicias, en Santiago, hacia 1900.
El comentario me pareció muy acertado, pues el pintor efectivamente supo transmitir la tranquilidad de ese Santiago, que en nuestros quehaceres cotidianos, tanto echamos de menos: más respeto, más cortesía, rostros más cordiales, gentileza, etc.
Eran tiempos en que se podía llamar a la Alameda con el apelativo de las delicias y que la lluvia agregaba una nota apacible al ambiente. Hoy, la lluvia y hasta la idea de delicias ha desaparecido del lenguaje cotidiano. Time is money, parece ser el lema que nos atormenta.
Las personas, en una loca carrera, se han ido detrás de cosas efímeras, y se han olvidado de lo más importante: de aquellas cosas que nos hacen ser seres humanos civilizados.