La vida cristiana no consiste simplemente en alabar al Señor y honrarlo por manifestaciones externas. Trátase de decir “no” al mal, en todas sus formas, y es precisamente por haber proclamado uno de esos “non licet” que la cabeza de Juan fue cortada.
«La vida cristiana no consiste simplemente en alabar al Señor y honrarlo por manifestaciones externas: ella exige que se cumpla con todo lo que está prescrito en los mandamientos, que repiten‒ y con cuanta claridad y eficacia‒ la ley natural impresa en el corazón de todo hombre.
Trátase de decir “no” al mal, en todas sus formas, y es precisamente por haber proclamado uno de esos “non licet” que la cabeza de Juan fue cortada y llevada en una bandeja. Pero allá resplandece por todos los siglos, aún en esta tierra, en la gloria de innumerables catedrales, iglesias y monumentos.
Cómo reavivar la noción del bien y del mal
«En la vida cotidiana, óyese muchas veces repetir: bien podría ser la Iglesia más indulgente, admitir algún ligero compromiso… Eso nunca.
El Papa puede ser bueno, longánimo cuanto se quiera, pero frente a tristes realidades, a miserables inobservancias, su actitud será indestructiblemente firme, clara, irreductible, respetuosamente sumisa a la verdad».
Juan P. P. XXIII: Exhortación dirigida el 29 de Agosto de 1959, día en que se recuerda la Degollación de San Juan Bautista, a los fieles reunidos en la Sala de audiencias generales en Castel Gandolfo, por Juan XXIII. (l’Osservatore Romano”, edición francesa del 11 de septiembre de 1959).