La mediocracia y el indiferentismo religioso son corolarios uno del otro. Como también, a su vez, ese indiferentismo no es sino una forma de ateísmo.
Ecumenismo, diálogo y los mediócratas
El ecumenismo, con su infatigable y vano charlatanismo de diálogo, es propiamente la religión de los mediócratas.
Una especie de seguro para la vida y para la muerte, mediante el cual todas las religiones son solicitadas a decir en coro que, indiferentemente en cualquiera de ellas, los hombres pueden alcanzar para su salud, sus pequeños negocios y su seguridad, y aun después de la muerte, una buena convivencia con Dios.
El Protestantismo, ¿obra del Espíritu Santo?
Para Dios, ¿cualquier religión es lo mismo?
En esta perspectiva, parece que a Dios le es indiferente que se siga cualquier religión. Se puede hasta blasfemar contra Él y perseguirlo. Se puede aún negarlo. Él es indiferente a todos los hombres. Olímpicamente indiferente. Ecuménicamente indiferente. Como, por lo demás, los mediocres a su vez, tengan o no algún crucifijo, algún Buda de loza o cerámica, algún amuleto en los lugares en que duermen o en que trabajan, son olímpicamente indiferentes a Dios.
En la atmósfera relativista de los paraísos cubiculares mediocráticos, Dios es -según el aforismo italiano- un ser «con il quale o senza il quale, il mondo va tale quale» – (con el cual o sin el cual, el mundo va tal cual).
En esta perspectiva también, Dios pagaría a los hombres con la misma moneda. Se podría entonces decir que la humanidad es para El el hormiguero (¿o el nido de víboras?) «con il quale o senza il quale, Iddio (el Sr. Dios) va tale quale».
* * *
Mediocracia, indiferentismo religioso y ateísmo
La mediocracia y el indiferentismo religioso son corolarios uno del otro. Como también, a su vez, ese indiferentismo no es sino una forma de ateísmo. El ateísmo de los que, en cierto sentido más radicales que los propios ateos convencionales, no toman a Dios en serio. Mientras que el ateo, si tuviese la evidencia de que Dios existe, Lo odiaría… O, tal vez, Lo serviría… Pero, en todo caso, Lo tomaría en serio.
A ese ateísmo ecuménico y relativista corresponde una modalidad específica deterioración moral.
Folha de Sao Paulo, 20 de junio de 1981. (Extractos)